martes, 14 de mayo de 2019

LOS PASOS PROCESIONALES.

El catolicismo romano es una religión icónica, en la que la imagen desempeña una activa participación, admitida y recomendada por la jerarquía eclesiástica. La ley mosaica prohibió la imagen, por el riesgo de incurrir en idolatría. No te harás imagen, inspira Yahvé a Moisés al dictarle los Mandamientos de las Ley de Dios. Sin embargo, el Catolicismo y no el Cristianismo Evangelista, contemporáneo de las civilizaciones clásicas tan impulsoras de todo género de imágenes, comenzó a utilizarlas. Pero esto dividió la ley cristiana entre partidarios y detractores de la imagen, hasta que el II Concilio de Nicea, en 787, sentencia que la honra dada a la imagen es para el prototipo; la veneración es para lo representado, no el objeto en que se materializa.

Todos los estilos, desde el románico, generaron aluvión de imágenes. En la polémica del siglo XVI, que enfrentó a protestantes y católicos, el Concilio de Trento se decantaría a favor de la imagen, aclarando nuevamente que la honra a la imagen no descansa en el objeto sino en lo que representa. Fomentó la imagen como una ayuda que sirva para elevar el pensamiento de los fieles. De ahí el valor que se confiere al poder del artista para desencadenar un espíritu devoto en la imagen. El objeto artístico, en forma de imagen, ofrecerá unas formas de representación, lo que llamaríamos el tema; y otras formas de expresión, que es lo que estimula a los fieles. La imagen servirá para educar a los fieles; pero sobre todo supondrá un impulso emotivo.

Lo mismo que las parroquias, catedrales, monasterios y otros organismos de la Iglesia, las cofradías recurren a las imágenes. La imagen titular se acogerá a la capilla central de la cofradía, ocupando la hornacina principal. Pero otro repertorio se fomento. Se trata de los pasos procesionales hechos específicamente para la escenificación de la Pasión durante la Semana Santa. No hay que confundir estos pasos de carácter propio procesional, con otras imágenes que salían ocasionalmente en procesión. El San Miguel del monasterio de los Padres Carmelitas (Úbeda), que hiciera Martínez Montañés, fue tallado pensado en uso procesional, de suerte que tenía que ser de bulto completo, de forma que pudiera ser contemplado por la espalda. De igual manera se sacaban en procesión imágenes en ocasión de sequía, inundación o incendio. La Virgen de Guadalupe de Úbeda, patrona de la ciudad, ha salido en procesión en rogativas de toda índole.

El nombre de paso proviene del vocablo latino “passus”, escena de pasión. Paso es tanto como tema doloroso, generalmente referido a la Pasión de Cristo. Así se habla de paso de la Quinta Angustia, paso de la Degollación del Bautista. El nombre además aparece vinculado a imágenes que se destinan a uso procesional, citándose expresamente la palabra en los contratos.

El autor aparece referido como escultor o como imaginero, esto es, fabricante de imágenes de escultura. Se especifican las condiciones temáticas al efectuar el encargo y se hace hincapié en que fuera hecha la obra para mover la devoción. El Concilio de Trento ponía énfasis en que las escenas debían atenerse a los relatos del Evangelio o del Santoral, pero la expresión quedaba en manos del artista. San Juan de la Cruz, en su subida al Monte Carmelo, recomendaba, para estimular a devoción, que las imágenes cumpliesen su finalidad cuanto más al propio y vivo estén sacados… poniendo los ojos en esto más que en el valor y curiosidad de la hechura y su ornato. Esta última manifestación parece un desdén hacia el valor artístico de esta clase debía primar la emoción religiosa sobre la pura belleza artística. Pero en la práctica se ha venido a demostrar que emoción y calidad artística se mantienen en consonancia.

Hay que distinguir entre el paso de una sola figura y el de de varias. El que sólo dispone de una figura se comporta como una imagen más ofrecida al culto, salvo que tiene estar tallada por detrás para poder ser vista en todo su perímetro. En los pasos de varias figuras la composición y el peso representaban los principales escollos. Previamente se ensayaron pasos de cartón y lino, con cabezas y manos de madera. Esta ligereza permitía organizar grandes conjuntos de figuras.

En Úbeda, no tenemos noticias de la existencia de este tipo de imágenes, sin embargo, si nos la encontramos sobre obras realizadas en madera, muchas de ellas ahuecadas, en algunas ocasiones, en su interior para hacerlas más ligeras que, tras ser policromadas y completadas en ocasiones con la aplicación de postizos ojos y lágrimas de cristal, dientes de marfil, cejas y pelo natural, etc. Daban una sensación de realismo. Este material garantizaba a las figuras una existencia más larga, al tiempo que permitía lograr una mejor calidad artística, por lo que se comenzó a encargarlas a los artistas de renombre, aunque san Juan de la Cruz, en su definición de las imágenes, nos increpa que debemos buscar más aquellas con una gran capacidad de trasmitirnos sentimientos y emociones edificantes sobre el valor de la hechura: …el uso de las imágenes para dos principales fines le ordenó la Iglesia, es a saber: para reverenciar a los santos en ellas y para mover la voluntad y despertar la devoción por ellas a ellos; y cuando sirven desto son provechosas y el uso de ellas es necesario. Y por eso las que más al propio y vivo están sacadas y más mueven la voluntad a devoción se han de escoger, poniendo los ojos en esto más que en el valor y curiosidad de la hechura y su ornato. Porque hay, como digo, algunas personas que miran más en la curiosidad de la imagen y valor della, que en lo que representan…(4)

Así en Úbeda, donde el cristianismo no entró definitivamente hasta el siglo XIII, se impuso de forma inmediata este sistema de educación hacia el pueblo, es decir, la utilización de la imagen, bien tallada o pintada, para catequizar, pero siempre con cierta prudencia en los primeros momentos, pues no debemos olvidar que la mayor parte de la población eran musulmanes que se habían convertido a la fe de Cristo y que, por tanto, todavía tenían patentes las prohibiciones de la Sunna sobre las representaciones de ciertas personas, como es la de Dios.

Mientras que las escenas de la Pasión de Cristo en la pintura eran más frecuentes, para la escultura se va a preferir la imagen individual, por eso, en los pasos de nuestra ciudad siempre ha prevalecido la escultura aislada, frente a lospasos de misterio en el que las figuras colindantes nos distraen del verdadero fin de la imagen. Sin embargo, esta costumbre sí la podemos registrar fuera de Úbeda; así tenemos los ejemplos de Sevilla y Málaga., entre otras urbes.

Tenemos que esperar hasta la edad Contemporánea para tener ejemplos en nuestra ciudad. Para, ello no seguiremos el orden de su salida procesional, sino que lo haremos según la cronología de la Pasión.

(4) JUAN DE LA CRUZ (san). Vida y obras de San Juan de la Cruz. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1972, p.604.

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